Marruecos Semana Santa 2005

18 de Marzo

Las 7:00 horas en un punto del extrarradio de Bilbao. Hoy es el día. Después de largos meses de espera ha llegado el momento de partir hacia Marruecos. El TT esta a punto, aceites, filtros y con las maletas cargadas. Estreno para la ocasión unas Pirelli AT que espero me den un buen resultado. No me fío de las ruedas que llevaba cuando lo compré, son de carretera y podrían fallarme. Mi "camello del desierto" es un Land Cruiser Kdj 90. Todavía nos estamos conociendo y para su primer viaje le he colocado una doble suspensión a base de 8 Bilstein y muelles Mabilsa reforzados + 4 cm.

A la altura de la capital nos desviamos hacia el Parque Tecnológico de Madrid donde recojo la carta verde del vehículo. En Toledo contactamos con el resto del grupo pero como tenemos que repostar y comer algo los volvemos a perder.

Hay viento de Levante y parece ser que vamos a tener problemas para cruzar el estrecho. El ferry que íbamos a coger en Tarifa está anulado y tenemos que ir a Algeciras para coger otro que nos llevará a Ceuta. Al final llegamos al puerto los últimos y justo a tiempo para embarcar. El trayecto en el barco es horrible, se mueve hacia todos los lados y prácticamente todo el mundo se marea en mayor o menor medida.

Una vez en Ceuta llenamos los depósitos a tope y hacemos los papeles en la frontera. Tardamos un par de horas, ya que está bastante concurrida, la mayoría son todoterreneros como nosotros. Desde Ceuta son unos 70 Km. hasta Tánger, donde nos espera un reparador descanso en el hotel Intercontinental. En total nos hemos hecho unos 1.300 Km.

19 de Marzo

Salimos de Tánger un poco tarde. No hemos hecho ni un kilómetro cuando oímos por la emisora que al Wrangler de Albert no le funciona la dirección asistida. El coche de Luky y el de Txankete se quedan con él en Tánger para solucionar la avería. Los demás continuamos camino a Marrakech. A la altura de Casablanca paramos para hacer unas compras en un hipermercado y un poco más adelante, en una gasolinera de la autopista, paramos a comer. El resto del grupo son un Hdj 80 en el que van Pedro y José Luis, un Land Cruiser nuevecito con la familia Velasco al completo, el Mitsu 2.8 de Marino y Nagore y un Montero IO de Pepe y Manolo, unos andaluces de Huelva. Son cazadores y de todo terreno andan un poco perdidos.

A última hora de la tarde llegamos al hotel de Marrakech, el Myriem´s. La temperatura es buena y decidimos pegarnos un baño en la piscina antes de cenar. El agua está helada y sólo nos bañamos Pedro, mi copi Alex y yo. Pedro tiene un bajón de lo fría que está el agua y Marino a pesar de bajar en bañador se hecha para atrás. Cenamos de buffet en el hotel y después nos vamos andando hasta la plaza de la Jemaa el Fna. Está muy concurrida con puestos de comida, comediantes, grupos que cantan con instrumentos tradicionales, etc. Vista la plaza nos encaminamos al zoco que esta próximo. Por estrechas callejuelas se nos aparecen ante nuestros ojos innumerables tiendas con todo tipo de artículos para vender al turista. Los vendedores nos invitan a entrar a sus locales y cuando alguno se anima a comprar un recuerdo nunca falta el regateo típico. Pepe y Manolo están en su salsa y compran todo tipo de artículos. El resto nos contenemos más pero es raro el que no compra alguna cosilla.

De regreso al hotel nos encontramos con Luky, Albert y Txankete. Son las doce pasadas y marchan para ver la plaza. La avería del Wrangler les ha retrasado bastante y quieren recuperar el tiempo perdido. Mi copi y yo nos vamos a la piltra que ya es hora.

20 de Marzo

Volvemos a salir tarde del hotel. Para hacer tiempo Alex y yo nos ponemos a ver la carrera de F1, Alonso queda tercero.

Una vez en marcha cogemos carretera hacia Ouarzazate, la cual nos lleva hacia el Atlas y nos sube hasta el Tizi´n Tichka, un puerto de montaña a más de 2.000 metros de altitud. Nada más empezar a bajar cogemos una pista a mano izquierda que nos lleva por la ruta de las Kasbahs. Antiguas fortalezas hechas de adobe que hace años perdieron su utilidad. La primera de ellas es la de Telouet, esta prácticamente en ruinas. Alex y yo paramos a visitarla, coincidimos con unos turistas españoles y entramos con ellos. No hay gran cosa que ver, excepto tres salones que se encuentran muy bien conservados y me recuerdan a la Alhambra. Tienen en sus techos y paredes complicadas filigranas de motivos árabes. Parece mentira que una construcción tan deteriorada albergue en su interior trabajos tan delicados y bien conservados.

De nuevo en pista seguimos en dirección sur. Vamos descendiendo las estribaciones del Atlas siguiendo el curso de un afluente del Draa. Las montañas nos rodean y dejamos atrás pequeñas aldeas diseminadas a lo largo del camino. La pista está bastante rota y con la doble suspensión es un suplicio. El Toyota está preparado para pistas rápidas y los ocupantes sufrimos las consecuencias de los caminos lentos y pedregosos.

Hacemos un alto en el camino para comer y afortunadamente no aparecen niños que nos atosiguen pidiéndonos todo tipo de regalos. Nada más terminar, salimos los primeros para no tener que comer el polvo de los demás. Unos Km. más adelante nos encontramos con una peculiar pareja de caminantes. Van a pie y con mochilas, ella es mexicana aunque por su aspecto más bien parece cubana. Él es suizo, se llama Lionel y tiene el aspecto de un explorador despistado que no sabe muy bien por donde anda. Ella se llama Fabiola y nos pregunta de dónde somos. Le respondemos que españoles y se alegra por eso del idioma. Nos comenta que quieren ir a Ouarzazate, que vienen andando desde Telouet. Pregunta si les falta mucho para llegar. Alex mira en el rutómetro y la dice que les quedan unos 14 Km. hasta Ait Ben Haddou, donde está el hotel más próximo. Nos pone cara de desesperada, dice que están muy cansados y que algunos niños por el camino les han tirado piedras. Nos insinúa discretamente si podríamos llevarles hasta allí. La digo que no tenemos asientos traseros y buscamos la forma para que puedan entrar. Primero las mochilas y después ellos dos, sentados encima de la rueda de repuesto que va dentro del maletero. Encuentran postura y se quedan satisfechos de que sus penalidades hayan terminado. Emprendemos la marcha y me doy cuenta de que con ellos se gana más peso y el Toyota va mejor, más asentado en el camino y pegando menos botes. En Ait Ben Haddou nos bajamos todos. Nos dan las gracias y se van al hotel. Nosotros nos acercamos a la Kasbah y nos sacamos unas fotos. Está bastante bien conservada, no entramos dentro ya que vamos un poco justos de tiempo y el grupo ya va en dirección hacia el hotel.

Nos pegamos una ducha y cenamos. Más tarde, en unas mesas al lado de la piscina, sacamos unas botellas y nos tomamos unos cubatas mientras comentamos las incidencias del día.

21 de Marzo

Hoy toca una pequeña prueba de gps en una hamada cercana a Tazenakht. Antes de ir allí pasamos por los estudios de cine de Ouarzazate. Pagamos 20 dirhams por persona y un guía nos va explicando en los diferentes escenarios qué películas se han rodado. Entre ellas están Gladiator, Asterix y Obelix en Egipto, Alejandro, etc. Es curioso ver como nos engañan los cineastas, nada es lo que parece.

Después de comer en Tazenakht nos dirigimos a Foum zguid por carretera. Esta noche nos hospedamos en un albergue-hostal de la localidad. Cena típica marroquí, unas copas y un video de todoterreno por el Erg Chebbi para despedir el día.

22 de Marzo

El día de hoy lo estaba esperando hacía mucho tiempo. Vamos a entrar en el lago Iriki. Hace cuatro años que no pasaba por él. Salimos de Foum zguid dirección Tata y a los pocos Km. cogemos una pista a la izquierda que nos lleva a un puesto militar. Salimos los primeros de él y siguiendo el gps avanzamos por una pista con un poco de piso ondulado, esas franjas transversales tan molestas para vehículos y ocupantes. Aún así avanzamos muy rápido. La doble suspensión hace maravillas y se lo traga casi todo. Hoy es el primer día que estamos comprobando verdaderamente lo bien que va en las pistas rápidas marroquís. Justo antes de entrar en el lago Iriki paramos a esperar al resto del grupo. Les sacamos unas fotos mientras se acercan.

Una vez reagrupados quedamos en vernos en un punto de gps situado en el centro del lago. Salimos todos a la carrera 90, 100, 110 Km/h. Es una gozada ir por donde te da la gana, una inmensa llanura solo para nosotros. Algunos van tan engatillados que ni se dan cuenta de que se han pasado el punto de reunión. Al fin nos volvemos a juntar. El último en llegar es Luky en el Cherokee. Estamos todavía flipando con el lugar cuando alguien hecha en falta a los de Huelva. Miradas entre la gente preguntándonos quien ha sido el último en verlos. Salimos dos coches a buscarlos. Alex y yo vamos siguiendo el track en dirección al punto del que veníamos. Por la emisora vamos llamándoles. Silencio. Después de inspeccionar varios kilómetros con resultado negativo volvemos con el grupo. Se acuerda hacer una línea y "barrer" el Iriki en dirección oeste para encontrarlos. En principio se supone que entre los coches debemos mantener el contacto visual pero a los pocos minutos se hace patente que cada uno va a su "bola". En el desbarajuste que se lía perdemos el contacto con el TT de nuestra derecha. A Marino le tenemos por nuestra izquierda, las emisoras van fatal y al final también perdemos el contacto con él. Después de un rato de búsqueda sólo nos queda ir hacia el punto de reagrupamiento. Cerca de las dunas nos encontramos con el grupo. Nadie ha visto a los andaluces. La situación es preocupante. Retrocedemos y nos encontramos con un TT de otro club. No nos llegan a confirmar que se hayan cruzado con nuestro coche perdido. Por seguridad Luky vuelve por la pista hacia Foum zguid para buscarlos y los demás continuamos ruta.

Marino quiere ir hacia el norte para coger la pista que nos lleva al oasis sagrado. Yo no estoy muy conforme porque me gustaría coger unas dunas y así se lo hago saber. El tiempo le da la razón a Marino. Una tormenta de arena se nos echa encima y la temperatura sube hasta los 47º C. Nos retiramos del lugar en dirección norte sorteando pequeños cordones de dunas. Como no llevamos presiones adecuadas nos encallamos en varias ocasiones. Paramos a comer junto a un pequeño palmeral, justo para pillar un poco de sombra. Haciendo maniobras Fernando el del Land Cruiser gris golpea con su parachoques trasero la puerta del coche de Txankete. Afortunadamente solo sufre daños el Toyota. Como siempre aparecen como por arte de magia los habitantes del lugar y se les da algo de ropa y zapatos.

Puestos en marcha nos dirigimos al oasis sagrado y de allí hacia la pista que nos llevará a Tagounite. Al principio el camino es pedregoso pero poco a poco va mejorando hasta que alcanzamos velocidades considerables de 100 Km/h. El Hdj 80 ha parado. Tiene una raja en el lateral de la rueda trasera izquierda. Entran por el agujero los cuatro dedos de una mano. Es una pena, la rueda esta casi nueva. La cambiamos y de nuevo cogemos pista.

El camino es precioso, pistas rápidas y acacias desperdigadas por la llanura. La pista es buena y le vamos dando "leña", aunque a veces nos llevamos algún que otro susto al encontrarnos con baches y zanjas inesperadas. Al fin llegamos a Tagounite. Cogemos carretera para ir hacia Zagora al hotel La Perla del Draa. Nada más cruzar el Jebel Bani y como algunos todavía tenemos hambre de pista nos metemos en una que nos lleva a rumbo a Zagora. Vamos el Wrangler, el Hdj y nosotros. Al principio está un poco rota pero de repente se abre y aparece ante nuestras pupilas una hamada enorme. El gps nos marca "tó tieso pá lante". Pisamos acelerador al principio tímidamente y según vamos cogiendo confianza cada vez con más seguridad. Entramos y salimos de pistas que tenemos que abandonar porque no siguen nuestro rumbo, pero da igual, campo a través el firme es igual de bueno. Está anocheciendo por momentos. La visibilidad es buena pero enseguida se hará de noche. Es una carrera contra reloj. Una vez que la oscuridad lo envuelva todo deberemos aflojar el ritmo y llegaremos tarde a Zagora. El Hdj nos ralentiza un poco. Desde que Pedro ha pinchado va con más precaución. Los últimos kilómetros antes de Zagora encontramos una pista de unos 8 metros de ancho. Es totalmente lisa y recta. Se podría poner un coche a 200 Km/h que ni se enteraría. Por precaución nosotros no pasamos de 100 Km/h. Llegamos a Zagora prácticamente de noche y el problema está en cruzar el oued que nos separa de la ciudad. Damos varias vueltas sin encontrar el camino, no se ve nada. Optamos por preguntar a un hombre que pasa por allí y éste se ofrece por señas a llevarnos al camino bueno. Una vez allí le damos las gracias y le quiero regalar algo de ropa en agradecimiento a la ayuda prestada. El hombre no acepta el regalo y sólo me da tiempo a decirle "muchas gracias" antes de que se pierda entre las sombras de la noche.

Nada más entrar en asfalto en Zagora nos encontramos con el Cherokee de Luky, conducido por un tal Mohamed. Parece ser que Luky buscando a los de Huelva a pinchado cinco o seis veces. Mohamed tiene un taller y le está arreglando las ruedas. Nos saluda y nos ofrece sus servicios. Como Pedro y Jose Luis tienen la rueda pinchada se van con él al taller para intentar arreglarla.

Albert con su Wrangler se va con nosotros al hotel. Baño en la piscina para quitarnos el polvo del camino. El agua está helada y salimos pitando del líquido elemento. Nos sentamos en la terraza y se nos presenta Rachid el camarero. Le pedimos unas cervezas y nos dice que no hay en el hotel pero que si le llevamos a otro cercano nos las puede conseguir. Vamos a por diez cervezas y al final nos traemos veinte. Antes, durante y después de la cena nos las ventilamos. Nos enteramos de que los andaluces han encontrado el camino a Zagora y han sido los primeros en llegar. Afortunadamente no se lo han tomado a mal, han ido de tiendas y están de buen humor. Tomando la última cerveza antes de irnos a dormir aparece de nuevo nuestro amigo Rachid. Nos pide que le llevemos a devolver los cascos vacíos. Esto es inaudito, encima de que pagamos las cervezas hay que devolverlas. Nos dice que si no le llevamos irá andando. Ante tal dilema no me queda más remedio que volverle a llevar. Es que ya no te puedes tomar una cerveza tranquilamente.

23 de Marzo

Hoy es un día de hamadas, muchos kilómetros y velocidad. Vamos desde Zagora hasta el Erg Chebbi. Son 250 Km. de desierto, en su mayoría pistas rápidas. La mañana comienza con una parada a los pocos kilometros en una llanura de piedras. Unos niños y algunas mujeres nos ofrecen muñecas que hacen a mano a cambio de cualquier cosa que les podamos dar. Los niños están frenéticos, cada vez que consiguen algo salen corriendo, lo esconden detrás de unas piedras cercanas y vuelven a la carrera a pedir más cosas. Viven en unas condiciones muy duras y los que allí estamos les damos zapatos, ropa y lo que tenemos a mano. Alex y yo nos vamos de allí con un par de muñecas bereber.

La pista a la salida de Zagora estaba un poco rota pero ha ido mejorando el piso y llegamos a rodar a unas velocidades que no había alcanzado nunca en pista. La verdad es que es como ir por una autopista. Ir a 120 Km/h se convierte en la tónica general del día. Y eso que no somos los más rápidos. Más tarde, Albert el catalán nos confiesa que ha puesto el Wrangler varias veces a 140Km/h. Qué pasada.

En medio de una tormenta de arena que nos vuelve a sorprender cruzamos el arenal de Ramlia. Una intrincada pista de arena que sortea unas dunas y un oued. Con la tormenta no se ve nada y más que disfrutar estoy deseando que termine el día. Nos cruzamos con varios grupos de cuatreros como nosotros. A veces parece una carretera general de lo concurrido que está. Paramos en el albergue de Ramlia para tomar un refresco y de paso nos acercamos a la escuela del poblado a entregar material escolar. Me da la impresión de que estos niños están de sobra abastecidos. Reparto bolígrafos y veo que los críos tienen los estuches a rebosar de ellos. Aún así niños y profesoras nos dan las gracias.

Cruzamos algunos parajes curiosos que no había visto en mis anteriores viajes a Marruecos. Uno de ellos es una sebkha o lago seco, como el de Iriki pero de menor tamaño. Es liso y se puede circular en paralelo a alta velocidad. Llegamos a Taouz y de allí cogemos una carretera en construcción que nos acerca hasta el albergue de Alí el cojo, donde nos alojaremos las dos próximas noches.

Nada más entrar en el parking del albergue vemos un Range Rover volcado, llevaba barras anti-vuelco y están dobladas. Al rato nos enteramos de que este mismo día una chica española se ha matado con un quad en las dunas. El Range debía ir en su ayuda cuando han debido volcar. Se me pone mal cuerpo al enterarme. Es un toque de atención para los que aquí venimos a pasarlo bien y a veces no reparamos en los riesgos que podemos tener. Hay que disfrutar de los viajes pero también ser prudente y calcular los riesgos. Ahora me doy cuenta de lo que podía haber pasado esta tarde a las velocidades que hemos ido. Es una lección que no olvidaré.

Ya está anocheciendo cuando Luky, Txankete y Albert se van con los coches a las dunas. Les acompaño aunque yo no estoy tan loco como para meterme por la noche en el mar de arena. La prudencia me susurra al oido: "Jon, no lo hagas". Llego hasta el borde y les veo como se van internando por ellas. Se alejan y ya sólo se les ve los focos a lo lejos, es noche cerrada. Mi copi y yo nos volvemos al albergue.

Cena bereber con su plato típico khalia. Me parece exquisito en comparación con lo comido en otros hoteles. Y es que, si se viene a Marruecos no es para disfrutar de su comida. Es monótona y poco variada. Marruecos tiene muchos encantos, su gente, sus paisajes, el olor a especias, el desierto... pero lo que es la comida me quedo con España.

Finalizada la cena nos vamos a la terraza del albergue. Hace una temperatura agradable y nos tomamos unas copas para despedir la noche. Se está muy cómodo oyendo a los músicos bereberes. El sonido de los tambores nos envuelve, es un golpeteo repetitivo pero rítmico que nos introduce dentro de la esencia del país. Nos hace retroceder en el tiempo a épocas pasadas. Tiempos de caravanas de camellos que cruzaban el Sahara, de Tuaregs y de mercaderes de especias, de kasbahs y de oasis perdidos entre las dunas.

24 de Marzo

Son las 8:30. Nos ponemos en marcha. Para mi gusto salimos un poco tarde ya que cuanta más inclinación tenga el sol mejor se ve la arena. Cuando el sol está en lo alto cuesta mucho adivinar el camino.

Entramos en el erg y comenzamos a seguir las rodadas que nos va dejando el coche guía. Luky nos va llevando por entre las dunas con facilidad, sabe "leer" el camino. Al poco rato ya tenemos el primer incidente de la jornada. El Land Cruiser de Fernando ha metido las ruedas del lado izquierdo en una cresta y se ha quedado con el coche atascado en una inclinación lateral. La verdad que impresiona. Dentro del coche se viven unos momentos tensos pero al rato se calman los ánimos. Luky se hace cargo de organizar el rescate. El "gigantón" Hdj 80 de Pedro se encarga de mover a su hermano pequeño. Tirando con una eslinga endereza el TT atascado para que así caiga de culo por la duna.

Continuamos ruta, hemos cruzado una pequeña cordillera de dunas altas para poder descender hacia el centro del Erg Chebbi. Esta zona central es un lugar de dunas más suaves y más fáciles de sortear. Todo este valle del erg está rodeado por algunas de las grandes dunas. Éstas son auténticas montañas de arena que impresionan por su altura y tamaño.

Avanzando por las dunas localizamos el lugar del vuelco del Range Rover. Hay restos del vehículo diseminados por la zona. Paramos e intentamos averiguar como volcó. La cosa no está muy clara y todo son hipótesis.

Nos acercamos a una duna de tamaño considerable y aparcamos los 4x4 en una de sus lomas laterales. Aprovechamos para sacar fotos y ver el paisaje. Hasta donde alcanza la vista no hay más que dunas. Al rato Luky se encarama a otra loma más alta, ya cerca de la cima. Le seguimos. Para subir a la más alta hay que "tirarse" hacia abajo para intentar el ascenso final. Txankete se lanza con el Mitsu. Tiene que subir una pendiente pronunciada de unos 50 metros. Lo intenta varias veces pero no logra coronar la cima, ya lo están dando por perdido cuando en un último intento desesperado lo logra. Albert también se anima con su Wrangler 4.0 automático. Lo intenta tres o cuatro veces pero la arena tiene muchas rodadas y frenan sus intentos de ascenso.

Nos dirigimos hacia un oasis que se encuentra al pie de una de las "grandes". En un momento dado Luky nos avisa de que va a parar para que las chicas hagan sus necesidades. Nos dice que vayamos avanzando.

Comienza el desmadre. Perdido el líder se relaja la disciplina. Txankete empieza abriendo camino, nosotros vamos detrás de él. Al verlo dudar le adelantamos y vamos buscando las zonas buenas por donde pasar. El resto del grupo nos sigue por detrás. Nos vamos adelantando a cada rato. Marino desde cola intenta organizar la marcha, pero ya es tarde. Hemos cogido confianza con la arena y no atendemos a razones. Es una carrera por llegar los primeros al oasis. El desbarajuste es total. La marcha se acelera y hay ratos en los que vamos solos por las dunas, sin nadie que nos pueda echar una mano en caso de atasco. Me lo estoy pasando de vicio. Sé que no hago bien yendo a mi bola pero estoy disfrutando del momento a tope. El oasis está hacia el sur. Ese rumbo nos obliga a crestear las dunas en vez de ir por el camino fácil. El Toyota va muy bien, pasa las crestas con facilidad y cuando parece que se queda en alguna, ya sea hacia delante o hacia atrás, sale del apuro.

Al fin alcanzamos el oasis, tiene palmeras y varias haimas. A falta de una pequeña laguna de agua cristalina nos encontramos con un bar-chiringuito en el cual venden refrescos fríos. Es curioso como avanzan los tiempos, en medio del mar de arena una coca-cola bien fría. Ya sólo falta el Georgi Dan ese del anuncio.

Los bereberes que regentan el chiringo nos dejan una haima para que todo el grupo descansemos a la sombra. Aprovechamos para comer allí dentro. Me encanta este lugar. Es un sitio para dejar correr la imaginación. Pensar que estás mucho más lejos de lo que en realidad estás. Quizá en algún oasis perdido de Libia o Argelia, en uno de sus inmensos ergs.

Una vez acabada la comida y tras un escueto reposo comienza el cachondeo. Txankete se coge el Land Cruiser de Fernando y al hijo de este. Acto seguido empieza a subir una de las lomas de la gran duna próxima. Le vamos viendo sus progresos. Pedro no lo resiste más y es el primero en seguirles. Poco después Luky y yo con nuestros copilotos le imitamos. El reto está en subir una duna de considerable altura. El Hdj no lo consigue por que tropieza con arena batida. Luky con el Cherokee lo logra. Txankete y él ya están arriba. Lo intento un par de veces, pero la arena con rodadas antiguas me corta el ritmo. De nuevo abajo busco una zona virgen. Veo a la derecha una zona no transitada y me lanzo en su ascenso. Lo consigo, hemos subido arriba. Estamos a la altura de una cresta. Al otro lado, me entero, es lo que le llaman "la olla de la muerte". Un gigantesco cono de arena por el que apenas se vislumbra una posible escapatoria por su lado derecho. Es la única vía de escape y de incierto resultado. Si te metes en la olla como mucho puedes tener dos oportunidades para poder salir, tres a lo sumo. Una vez que la arena se rompa te quedas en el agujero. He oído que para sacar un coche de ese atolladero la única forma es desmontarlo en piezas y llevarlas a lomos de camellos.

Cuando veo a mi copi Alex y a Luky en el Cherokee tirándose hacia abajo no doy crédito a lo que ven mis ojos. Este Luky esta como una "chota". Vaya manera de jugársela. El Jeep coge el cono de derechas hacia izquierdas, es como un centrifugado. Coge velocidad y sale con inercia hacia la única salida posible de la olla. Y lo consigue!!! No salgo de mi asombro, estoy estupefacto. Aún así, todavía le queda una "loma" de arena, la cual franquea y finalmente sortea una cresta muy picuda. El coche cae literalmente hacia abajo. Lo último que vemos es el culo del coche y un ruido, presumiblemente del morro. Como mínimo ha hecho topes en compresión. Al rato aparecen donde nosotros. Ha sido acojonante. Una combinación perfecta de conducción y nervios templados. Me quito el sombrero. La pena ha sido no haberlo grabado en video.

Prácticamente ya fuera del erg vemos el Toyota de Fernando cogiendo una cresta. Parece que va un poco rápido. Desaparece tras la duna y al momento escuchamos un BAAUUMMM ! ! !. Joder!!! Vaya entallada!!!. Suponemos que están bien ya que al rato les oímos por la emisora.

Nos acercamos a Erfoud, concretamente al hotel Xaluca. Nos tomamos unas cervezas y algunos aprovechan para darse un baño en la piscina. Luego un poco de tiendas. La especialidad en Erfoud son los fósiles. Hay lavabos, ceniceros y todo tipo de objetos hechos con piedras de fósiles. También trabajan la piedra y el mármol para hacer figuras de camellos, tableros de ajedrez y cosas por el estilo.

De vuelta al albergue me voy en el Hdj con Pedro y Jose Luis. A la ida llevaban el gps apagado por lo que a la vuelta no tenemos el track para desandar el camino. Lógicamente nos perdemos y damos varias vueltas a la altura de Rissani. Desesperados preguntamos a unos chicos, los cuales se ofrecen a llevarnos hasta el albergue. Rondan los 17 años. Quieren ir al albergue de Alí porque allí se alojan unas españolas que han conocido esta tarde. Menudos figuras, son unos tíos majos. Hablan con nosotros y se nota que disfrutan de ello, de esta manera mejoran su conocimiento de la lengua de Cervantes. Llegamos al albergue a tiempo para cenar y nos despedimos de Abdul y Hassin que se quedan en la terraza.

Ha terminado la jornada. Ha sido un día perfecto, un día de arena, sol, emociones intensas y sobre todo 4x4 en estado puro. Que más se puede pedir, es el paraíso.

25 de Marzo

5:30 de la mañana. Me visto y salgo al parking. Pedro con el Hdj, Albert con el Wrangler y yo con mi Toyota nos vamos a las dunas a ver el amanecer. Ayer por la noche acordamos hacerlo. Los demás prefieren dormir. En mi opinión, merece la pena pegarse un madrugón para contemplar algo tan bello.

Nos metemos por las dunas con los 4x4. Es una gozada circular por ellas. Paramos a ver como sale el sol. El mar de arena nos ofrece infinidad de contrastes de luces y sombras. Tonos rojizos y dorados invaden el horizonte frente a nosotros. Es una imagen única que por lo menos merece la pena verla una vez en la vida.

A las 8:30 se nos unen los dos Mitsus y nuestros copilotos. Hoy toca coronar la gran duna. Elegimos una de las grandes dunas que se ven desde el albergue de Alí el cojo y nos encaminamos hacia ella.

A medio camino tropezamos con una cresta de tamaño considerable. Marino es el primero en intentar sortearla. Se queda corto de gas y empanza. La gente se baja de los coches para ver como esta el otro lado. No lo veo mal y cojo mi coche con intención de cruzar la cresta. Luky se monta conmigo y me dice "tú hazme caso". Como es el que más controla en arena sigo sus indicaciones y ataco la duna. Me dice "¡Dale, dale, dale!". Y cuando estamos cerca del final "corta !!!" y corto gas, pero tarde, lo que provoca un vuelo del Toyota con sus cuatro ruedas en el aire. Aterrizamos tres metros más abajo de la cresta. Es un golpe fuerte. Hacemos topes a pesar de la doble amortiguación. Mi espejo retrovisor se gira hacia delante y según me bajo del coche ya pienso lo peor. La cara de Luky es de circunstancias. Oímos las exclamaciones de los compañeros que han alucinado con el vuelo. Nos tiramos debajo del coche y parece que esta entero. Ha sido una entallada de las buenas. La fortuna nos ha sonreído y no hemos roto nada. Lo que más me fastidia es que no hay fotos de los hechos.

Seguimos rumbo hacia nuestro objetivo. Según nos vamos acercando nos damos cuenta del tamaño de semejante montaña de arena. La miro con escepticismo, me resulta muy difícil creer que se pueda subir hasta allí arriba. El primero en intentarlo es el Hdj 80 automático conducido por Pedro y con la inestimable ayuda de Luky de copiloto. Desde la base de la gran duna vemos las evoluciones del Toyota. A pesar de su tamaño, parece una hormiguita allí arriba. El último tramo le cuesta, pero al fin llega a la mismísima cresta. ESTÁ ENCIMA DE UNA DE LAS GRANDES ! ! ! . Al ver que un TT ha coronado los demás nos vamos animando. El siguiente en intentar el ascenso es Txankete. Me lanzo detrás de el y le supero. Voy subiendo muy rápido. El coche va sobrado en 4ª reductora. Los Mitsus solo pueden ir en 3ª. Estoy ya casi arriba pero pierdo las rodadas del coche guía. Me entra el pánico y me tiro hacia abajo de la duna ya que no encuentro el camino de ascenso. En un segundo intento y ya con más confianza subo hasta lo alto de la cresta. El Wrangler 4.0 de Albert el catalán y los dos Mitsubishis 2.8 pilotados por los navarros Marino y Txankete también coronan la cima. El gps marca los 900 metros de altitud y las vistas son espectaculares. El Erg Chebbi está a nuestros pies. Es un día inolvidable que se quedará grabado en nuestras retinas de por vida.

El descenso de la duna no es menos espectacular. Una inclinación de las buenas. Si se te ladea el "carro" corres peligro de volcar y si vuelcas vas a dar tantas vueltas que vas a parecer la lavadora de tu casa en pleno centrifugado. Mejor ni pensarlo.

Una vez abajo el Hdj de Pedro y el Mitsu de Marino se van para el albergue para llevar a las chicas de compras a Erfoud. Los que desafortunadamente no hemos traído compañía femenina nos dedicamos a desfogarnos de otra manera. ¡Más arena!.

Tenemos toda la mañana para recorrer el erg y eso hacemos. Hasta que Albert pincha. Se acerca el mediodía y cada vez aprieta más el sol. Estamos parados en el seno de una duna, ocultos a la vista de cualquiera que pase por el lugar. Estamos cambiando la rueda del Wrangler cuando oímos ruidos de motores. Nos asomamos y vemos en la lejanía tres 4x4. Arreglado el problema nos ponemos en marcha y nos dirigimos hacia el albergue.

Los 4x4 que habíamos visto son la cabeza de una comitiva de unos veinte todoterrenos. Uno de ellos se ha atascado en una zona muy sencilla y lo intentan sacar de allí. Txankete va primero. Pasamos al lado de ellos en perpendicular a su línea. Vamos rápidos. Se nos quedan mirando. Los motores rugen y Txankete no se si por suerte, o porque sabe moverse, nos lleva cogiendo las dunas sin parar y cada vez subiendo más arriba. Parecemos unos jodidos profesionales o por lo menos hemos dado la impresión de que controlábamos muy bien el "tema". Nos da la sensación de que nos han mirado con envidia de lo bien que nos movíamos por la arena.

En el albergue volvemos a cargar los coches. Lo bueno se acaba. Vamos a Erfoud y nos reunimos con el resto del grupo. Entramos en el zoco de la ciudad para hacer las últimas compras.

Salimos de Erfoud cada uno a su "bola". Hay algunos que todavía siguen de tiendas. Mi copi y yo aprovechamos para salir de la ciudad y lavar el Toyota en una gasolinera. Nos lo dejan reluciente pero nos cobran 30 dirhams, o sea 3 euros. Muy caro para ser Marruecos. Más adelante paramos algunos del grupo en un bar de carretera. Pedimos bebidas al dueño y sacamos nuestra comida. Al rato recibimos una llamada de Pedro y Jose Luis. A la salida de Erfoud han chocado contra una farola. Albert está con ellos. Luky y Marino van para allí en un coche. Más tarde tengo que acercarme yo también.

El morro del Hdj esta bastante dañado. Revirado hacia la derecha. Han debido entrar algo rápidos en una curva. Por esquivar a unos niños se les ha ido el coche, chocando de frente contra un poste de cemento. En el lugar hay dos agentes de la Gendarmeria Real, los cuales muy amablemente nos invitan a té y pastas. Que no falte la hospitalidad árabe. La conversación se hace breve ya que ellos "solo" saben Bereber, Arabe y Francés mientras que nosotros, "ceporros" españoles, sólo sabemos cuatro palabras de Francés y dos de Arabe. Hechos los papeles nos vamos a Errachidia donde tenemos el hotel. El Hdj en grúa hasta Melilla, Pedro y Jose Luis en avión a España.

26 de Marzo

La mañana la pasamos visitando el zoco de Errachidia. Un mercado para la gente de la propia ciudad con poco que ofrecer al turista. Es muy cutre y no merece la pena volver a visitarlo en próximos viajes. De vuelta en el hotel nos tomamos unas cervezas y algunos se pegan un baño en la piscina. El agua está fría y duran poco dentro.

Nos ponemos en camino después del descanso mañanero. Hoy es una etapa de enlace. Nos vamos a casa. Tenemos por delante unos 500 Km. para llegar a Melilla. 
Vamos dejando atrás ciudades como Missour o Guercif. La tarde la pasamos a bordo de nuestras monturas, cruzando áridas mesetas y viendo el culo del 4x4 que nos precede. Ya ha anochecido cuando llegamos a Nador, población que hace de frontera con Melilla.

Los trámites en la aduana son increíblemente rápidos. En menos de veinte minutos ya estamos en España. Aprovechamos para llenar el depósito a tope, ya que el petróleo está mucho más barato en Melilla que en la península. Antes de subir al ferry nos metemos una pizza a la carrera ya que vamos con el tiempo justo. Dentro del barco nos tomamos una cervecita antes de ir a dormir a las literas. Estoy cansado y soy uno de los primeros en ir a la cama. Hasta mañana.

27 de Marzo

Desembarcamos en el puerto de Almería a las 9:00 de la mañana. Está a rebosar de grupos de 4x4 que vienen, o van a África, la mayoría de Marruecos, aunque también los hay de Mauritania o incluso Senegal. Salimos hacia la autopista dirección Madrid. Por el camino nos despedimos de Albert que va para Lérida. Cogemos una carretera general por la que nos ahorramos varios kilómetros de autopista. Con tan mala fortuna que en un adelantamiento Txankete golpea el culo del Mitsu de Marino. Sólo ha sido un poco de chapa. A 300 Km. de Madrid pillamos las primeras retenciones. ¡Que infierno!. Circulamos muy lentos e incluso llegamos a pararnos. Quedamos cinco coches y con la caravana que se forma nos desperdigamos. Estoy desesperado. Veo a mi derecha una pista que va paralela a la autopista. Cojo la siguiente salida y me meto por ella. Es buena y pongo el Toyota a 100 Km/h. Durante unos kilómetros avanzamos pero la pista se acaba y terminamos buscando caminos alternativos por carreteras comarcales que nos van subiendo hacia Madrid. A primera hora de la tarde por fin dejamos la capital atrás. Nos encontramos con el Cherokee de Luky. Los tres navarros ya se han desviado para su tierra. Entrando en Álava comienza a llover. Ya estamos en casa. Lluvia, frío y verdes montañas. Qué lejos queda el desierto, su luz y su calor.

Dejo a Alex en Bilbao y voy para mi casa. Entro por la puerta y mi mujer me recibe con un beso y un abrazo. Está triste porque al retrasarme no he podido ver a la niña, ya está dormida. Mañana la veré. Acostado en la cama antes de que Morfeo me lleve, un pensamiento cruza mi mente. Empiezo a planear el próximo viaje a Marruecos, el desierto me llama...
 

VER FOTOS

J. Rodríguez.

Toyota Land Cruiser.